Ayúdame…

Ayúdame…

Ayúdame, amor mío…
Ayúdame, a construir nuestro nido de amor,
a sentir tu alegría, tu sonrisa,
a que no inspires temor.
Ayúdame, a compartir contigo
felicidad y tristeza,
y tus brazos sean mi más fuerte sostén.
Ayúdame a ser la compañera de tu vida,
que conoce tus penas y afanes,
y te brinda aliento, apoyo y comprensión.
Ayúdame a poder entregarte por siempre
ese amor reservado y acariciado
dentro de mi alma…
Ayúdame a que, con nuestro tesón
manifestado en tolerancia, aceptación,
honestidad, fidelidad y perdón,
demos calor y tranquilidad a nuestro hogar.
Ayúdame amor mío…
Ayúdame de tal manera, que nuestro nidito florezca
y tenga las bases tan firmes y sólidas
que resista tormentas y vientos huracanados,
como aquel templo fuerte de concreto,
que bendijo nuestra unión
para que así, al final, en la vejez,
seamos ejemplo de lo que quiere de nosotros El Señor.