Los diez mandamientos

Los diez mandamientos
(Versión Católica)
Amar a Dios sobre todas las cosas,

Él nos arrulla en el dolor,
ilumina el sendero,
promete eternidad de vida,
amémosle de verdad.

No jurar el santo nombre de Dios en vano.
Los labios, como fresas vivas,
murmuren palabras de amor,
denoten alegres ritmos de alabanzas,
alabanzas de respeto a Dios.

Santificar las fiestas.
Su vida nos entregó,
su gloria, su reino, su generosidad,
brindémosle profundo amor
y de gala celebremos sus días santos.

Honrar padre y madre.
Con manto de amor te cuidan desde tu tierna concepción,
con tus éxitos sus blancas ilusiones florecen
y sus vidas endulzas con panales de miel,
que cuando tu alma expire esté en paz.

No matar.
De negra amargura vistes tu alma,
al vacío y sin vida dejas al ser
que a la tierra Dios envió
y que es templo que le pertenece a Él Señor.

No fornicar.
Entre pureza y santidad naces al mundo,
mas la carne con el tiempo al espíritu debilita,
respeta tu cuerpo como santuario celestial,
eres templo del Espíritu Santo.

No hurtar.
En invisibles manchas envuelves tus manos,
y la indecencia de tu alma a Dios ofende.
Vuelo de libertad en la vida obtendrás,
si el mandamiento de la honradez practicas.

No levantar falsos testimonios ni mentir.
Tu lengua, es caudal de dolor o felicidad,
y a la luz de mentiras tinieblas deja,
limpia tu boca y corazón siempre con la verdad,
es el amanecer de la felicidad.

No desear la mujer de tu prójimo.
De túnica purificada viste Dios el amor santificado,
con el cual tu alma y cuerpo se funden y regocijan,
mas si amor ajeno cobijas,
el pecado te mancha y domina.

No codiciar los bienes ajenos.
En tus manos la tierra fértil está,
en ella siembra tu inteligencia,
trabájala con vehemencia,
y en abundancia lo tuyo cosecharás.

Y… por último El Señor dijo:
“Un mandamiento más os dejo:
que os améis los unos a los otros como yo les he amado”.

Ama…
el que ama no muere, mas vive eternamente.
El Señor en piedra esculpió sus leyes
para redención de la humanidad.